Sólo
un susurro me basta
y una
vez no es suficiente,
un
mal roce del viento
gélido,
despierto y punzante
para
que me recorra la chispa
que
hace que el bello se encrespe.
Ésa
es tu mirada altiva
sostenida
por tu semblante,
elevada
a los cielos sin dioses
desterrados
por ultraje.
Sentimiento
de estar a tu lado
y
por fin poder besarte.
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